lunes, 12 de diciembre de 2016

ROTURA FIBRILAR

¿Qué es la rotura fibrilar?

Según su definición, la rotura fibrilar es una lesión cerrada de la musculatura, es decir, que la piel queda ilesa. Las lesiones musculares se cuentan entre las lesiones más frecuentes en el deporte de masas y el deporte de alta competición. La rotura se produce muy a menudo en el muslo o la pantorrilla.
Los médicos distinguen distintos niveles de gravedad de las lesiones musculares, si bien la clasificación es algo arbitraria. La rotura fibrilar es una de las formas moderadamente graves, los niveles inmediatamente siguientes serían el desgarro fascicular y el desgarro muscular. La transición de uno a otro es difusa. Ejemplos de lesiones más leves son las agujetas, la distensión muscular y la contusión muscular (por ejemplo, la lesión tras un rodillazo en la parte posterior del muslo).

Anatomía

Cada fascículo se compone de miles de fibras musculares. Entre estas fibras discurren los vasos sanguíneos más pequeños (capilares) y las fibras nerviosas. El tejido conjuntivo agrupa las fibras en fascículos de fibras musculares. Una estructura de tejido conjuntivo, la fascia muscular, envuelve los haces de fibras y de este modo forma un músculo individual bien diferenciable. Si una lesión muscular afecta a una o pocas fibras, existe una rotura fibrilar.
Causas rotura fibrilar

La rotura fibrilar suele deberse a un comportamiento inadecuado al practicar deporte. Se consideran causas típicas de esta lesión las siguientes:
  • Un calentamiento insuficiente
  • Una forma física no muy buena
  • Una musculatura agotada
Los esfuerzos extremos, como la repetición de sprints largos, también pueden desencadenar una rotura fibrilar. Algunas enfermedades, peculiaridades anatómicas y factores externos pueden contribuir a que un deportista se lesione: así pues, un mal estado general, por ejemplo, en el caso de una gripe, o ciertas enfermedades ortopédicas (por ejemplo, deformidades en los pies), entre otros, favorecen la aparición de lesiones. El calzado inapropiado y las malas condiciones del suelo también aumentan el riesgo.
Lo típico es que la rotura fibrilar se produzca sin que haya un trauma directo. Al contrario que en el caso de la contusión muscular, no actúa ninguna violencia externa sobre el músculo. Un tipo de deporte en el que se produce a menudo una lesión muscular grave es el sprint de distancias cortas: la causa es que el deportista tensa de repente toda la musculatura del muslo y a continuación la somete a un esfuerzo extremo.

Síntomas
Los síntomas típicos de una rotura fibrilar son dolores de comienzo repentino, la mayoría de las veces muy intenso, que los afectados describen como punzantes. Además, la parte del cuerpo lesionada (casi siempre una pierna) tiene limitada la movilidad. El deportista nota que el músculo pierde fuerza. Cuanto más grave es la lesión, es decir, cuantas más fibras se han desgarrado, más acusados son los síntomas.
La mayoría de las veces el deportista puede delimitar el dolor con exactitud y localizarlo en un lugar determinado del cuerpo (“dolor bien localizable”, casi siempre en la pantorrilla o el muslo). La descripción de los dolores va desde sentir como una punzada de aguja hasta una cuchillada o un hachazo.
Otros síntomas frecuentes de la rotura fibrilar son los dolores por estiramiento, presión, resistencia y tensión. Las roturas de una o varias fibras musculares ocasionan estas molestias. Dado que los vasos sanguíneos también pueden lesionarse, en ese caso la sangre vertida desde los vasos se acumulará en la zona del músculo y aparecerá un hematoma. Al principio el hematoma apenas se aprecia externamente. En las lesiones graves, como el desgarro de un fascículo muscular o la rotura completa de un músculo, el hematoma puede ser visible de forma más rápida y clara, ya que la envoltura de tejido conjuntivo del músculo también se desgarra y por lo tanto la sangre llega al tejido circundante con mayor facilidad y rapidez.
Tratamiento
El tratamiento de la rotura fibrilar depende de la gravedad de la lesión. En cualquier caso, todo tipo de actividad deportiva se debe suspender de inmediato y se ha de actuar con rapidez. Unos primeros auxilios adecuados (todavía in situ) juegan un papel crucial y pueden reducir notablemente el proceso de curación, que puede durar, en ocasiones, hasta semanas. El tratamiento rápido debe impedir que se vierta mucha sangre desde los vasos sanguíneos hacia la musculatura, ya que un hematoma en la musculatura evoluciona finalmente con una cicatrización que perjudica el proceso de curación.
En el tratamiento de la rotura fibrilar el vendaje compresivo y el frío son primordiales, como un protocolo estandarizado, por ejemplo, en forma de vendaje empapado en agua helada
El ideal sería tratar la rotura fibrilar directamente después de la aparición de los dolores siguiendo el esquema RHCE. Las letras individuales de "RHCE" son las letras iniciales de las cuatro primeras medidas más importantes del tratamiento:
  • Reposo
  • Hielo
  • Compresión
  • Elevación
Además de para el tratamiento de la rotura fibrilar, este procedimiento según el protocolo RHCE también se puede aplicar a muchas otras lesiones deportivas.

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